Mientras los rescatistas seguían sacando a unos pocos afortunados con vida de entre los escombros, seis días después de que un par de terremotos devastara el sureste de Turquía y el norte de Siria, las autoridades turcas detuvieron o emitieron órdenes de arresto contra unas 130 personas supuestamente implicadas en la construcción de edificios que se derrumbaron y sepultaron a sus ocupantes.
La cifra de muertos por los sismos del lunes llegaba el domingo por la mañana a 33 mil 179 personas, con más de 92 mil 600 heridos, y había certeza de que seguiría subiendo conforme se encontraran más cadáveres.
La desesperación impulsaba también la indignación hacia la lentitud de los esfuerzos de rescate, y la atención se centraba en quién era responsable por no preparar mejor a la gente en una región propensa a los terremotos. El sismo golpeó también una zona de Siria que llevaba años sufriendo por la guerra civil.